Verónica
Mancilla hoy tiene 64 años y al momento de la entrevista, se encuentra junto a
su hermano Patricio. Conversamos por teléfono, porque ambos están en el campo,
al interior de la región de Coquimbo, cerca de Punitaqui. Mientras me habla,
mira la foto de su hermano Edwin que, de estar vivo, tendría 66, aunque sólo
llegó a los 21. Era estudiante de la Escuela Normal, y le faltaba muy poco para
concluir sus estudios en pedagogía.
- Era alto, como
de un metro ochenta, de cara larga, blanco, con un ojos pardos- verdosos… pelo
castaño. Lo recuerdo como una persona bondadosa, un hombre cariñoso, preocupado
y buen mozo. Sí, inteligente. Me llevó a Copiapó a estudiar, porque en
Punitaqui no había secundaria y llegábamos hasta octavo básico nomas. También
me ayudaba en las tareas y fue mi apoderado. Todo para que yo tuviera un futuro
mejor. Fue un hermano ejemplar, de buenos valores -me dice al otro lado del
teléfono, cuando un silencio se alarga y me confiesa que le da mucha pena
hablar de su hermano, con esa voz temblorosa que acompaña a las lágrimas.
Verónica logró
el objetivo, ya que obtuvo su título como secretaria administrativa, en el
Instituto Comercial de aquellos años en Copiapó. Hace un esfuerzo para
continuar hablando y me cuenta de los años de niñez, en que fueron muy
cercanos. Jugaban en familia, cuando el padre durante las tardes reunía a todos
sus hijos y debían cantar uno por uno. Edwin interpretaba canciones de
“Joselito” o de Sandro. También era cercano a la iglesia católica, así que cada
vez que recogían un pajarito muerto u otro animal perdía la vida, él se vestía
como sacerdote mientras el resto de los niños hacía un cortejo fúnebre y lo
despedían en un solemne funeral que él conducía.
En Copiapó,
Verónica lo acompañó a las marchas, a las poblaciones, a sus actividades
políticas de tipo público. Conoció el campamento Arnoldo Ríos, donde Edwin
trabajó arduamente junto a los vecinos y vecinas que se instalaron en dicho
sector.
Patricio recuerda
la infancia que vivieron en Punitaqui, donde jugaban a la pelota e intensas
partidas de ajedrez. Su hermano estudió en la escuela 16 y fue un alumno con
buenas notas, excelente comportamiento, a todas luces un niño normal. A los doce
años dejó esta localidad rural rumbo a la Escuela Normal de Copiapó, que en ese
tiempo comenzaba su formación desde el sexto de humanidades, es decir el actual
séptimo básico.
Ya instalado en
su nuevo establecimiento, según evoca Patricio, lo impresionó el profesor Hugo
Marín con sus ideales sobre una sociedad distinta y comenzó su tránsito hacia
el socialismo. Cuando asumió Salvador Allende Mancilla se dedicó de lleno a la
actividad política desde el frente revolucionario y posteriormente, al MIR.
Siempre se mantuvo informado y cumpliendo un rol de orientación hacia quienes
estaban cerca.
Su amor por el
fútbol era un poco menor que el que sentía por la política. Fue dirigente
gremial y deportivo, tanto así que muchas de las reuniones del MIR se
realizaban cerca de una cancha de fútbol, luego que Edwin terminaba el partido.
- Yo supe que
fue secretario del MIR en Copiapó, él daba los discursos en la plaza, en el estadio
dando a conocer las ideas, tenía un programa de radio también, en la escuela se
hizo partícipe de algunos programas deportivos. Es decir, estaba muy preocupado
de la parte social y también deportiva -recuerda Patricio, quien agrega que
impulsó a todos sus hermanos, como también apoyó a su madre.
Patricio
compartió con él en la Escuela Normal. Durante años vivieron en el internado.
La mayor dificultad que enfrentaban era alimentarse durante el fin de semana,
días que no entregaban almuerzo en el lugar, ya que la mayoría de los internos
provenientes del valle volvían a sus hogares el fin de semana, posibilidad que
ellos no tenían como tampoco parientes en la ciudad. Problema que se solucionó
cuando a los hermanos Mancilla les dieron una beca especial.
Edwin fue un
seguidor del Colo Colo mientras que Patricio de la U de Chile. También
discutían de política, porque Patricio ingresó a la Democracia Cristiana,
colectividad que por esos años se ubicaba en la oposición al gobierno de la
Unidad Popular. Pero ninguna verdadera pelea que los separara, ya que siempre
prevalecía el lazo de hermanos y el respeto.
EL MILITANTE
Sergio Jirón
compartía militancia con Edwin. Decidieron arrendar una casa juntos. En
realidad, hacía meses que habían dedicado todo su tiempo a la actividad
política como dirigentes del MIR, ya que veían venir el golpe y estaban
jugándose el todo por el todo. Edwin recibía algo así como un salario por ello,
uno cercano a lo que actualmente sería un sueldo mínimo. Jirón, luego de abandonar
la universidad, se fue a trabajar a la Enami. Primero arrendaron una casa en
pasaje Maipú, en la populosa población Pedro León Gallo y luego en el sector
céntrico de la ciudad, en una vivienda de dos pisos. El día del golpe,
partieron a casas de seguridad distintas.
Pero antes de
eso tenían una vida con mucho en común. Dormían en una pieza con dos camarotes,
uno para los invitados. Compartían ropa, comida, la afición de jugar a la
pelota y la tarea de disciplinar a los compañeros:
- Era duro,
porque otros compañeros se caían “al litro” de vez en cuando y les sancionaban,
pero ecuánime, consecuente y muy austero -relata Sergio y continúa evocando su
forma de ser- tímido, tenía una capacidad de síntesis muy buena, pero no tenía
discurso retórico. En el área emocional, era muy reservado, nunca le conocimos
nada oficial… no así como otros niños que eran más entradores, él era muy
recatado.
Jirón describe
después del golpe esas calles vigiladas por militares con metralletas, donde
debían tratar de resistir primero y posteriormente mantenerse con vida sin ser
atrapados. Eran tiempos muy duros, con pocos recursos y sin apoyo. A Edwin lo
estaban buscando, hasta que lo encontraron a mediados de octubre, refugiado en
la casa donde arrendaba Atilio Ugarte. A ambos los detuvieron y posteriormente
asesinaron.
-Mire, estaba a
punto de ejercer, le faltaba un año cuando le llegó el día fatal, así que no
terminó sus estudios – dice su hermano, quien actualmente también está viviendo
su etapa de adulto mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario