Prologar este libro es una emoción inmensa,
profunda y significativa para mí, como hija de ejecutado político,
representando a la Agrupación de Familiares, que me han dado la confianza para
dejar estas palabras escritas. Es un libro que muestra a las personas vistas
tal como lo conocieron sus familiares, sus hijos, hijas e incluso nietos, sus
amigos, compañeros, compañeras, quienes compartieron y convivieron con ellos y
después los extrañaron. Un esfuerzo que abarca a ejecutados políticos y
detenidos desaparecidos de los sitios que figuran en el proyecto del Ministerio
de las Culturas, las Artes y el Patrimonio denominado “Identificar nuevos
lugares de Memoria, en las comunas de Chañaral, Tierra Amarilla, en la
Universidad de Atacama y el Terreno de la Agrupación, en la comuna de Copiapó”.
Este libro es un documento de memoria,
hemos decidido escribirlo para rescatar del olvido y reinsertar en la memoria
colectiva a nuestros queridos compañeros, en él nos hacemos cargo de la
historia ausente de cada uno de los ejecutados o detenidos desaparecidos, en
los lugares que instalaremos placas memoriales.
En el largo camino de la justicia, la
Agrupación de Familiares y Amigos de Ejecutados y Detenidos Desaparecidos de la
Región de Atacama se conformó el año 2014 y el 2017 comenzamos a postular
proyectos en el entonces Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes en nuestra
zona; ante la necesidad de construir memoria y rescatar los relatos vivos de
las familias; y ante quienes ya no pueden alzar su voz, estamos nosotros para
contar su historia. Hemos querido hacer un homenaje digno a cada uno de los que
se encuentran en este proyecto humano.
El año 2017 comenzamos como Agrupación a
instalar lugares de memoria;
dejamos emplazadas placas conmemorativas de ejecutados y detenidos desaparecidos
en Diego de Almagro y Vallenar, y este año 2018 quisimos continuar con las otras
comunas donde también hubo víctimas de la dictadura. El proyecto financiado por
el Fondo de las Culturas, las Artes y el Patrimonio 2018 tiene por objeto
identificar nuevos sitios de memoria en la Región de Atacama.
Esta iniciativa busca que la ciudadanía
recuerde los hechos ocurridos, con el fin último de promover el respeto a los
derechos humanos, a través de la instalación de placas conmemorativas,
acompañadas de jornadas de mediación con establecimientos educacionales de los
sitios identificados: conversatorios en las comunas de Chañaral, Tierra
Amarilla y Copiapó y así mismo se realizará una investigación al regimiento de
Copiapó como sitio emblemático de memoria por tratarse de un recinto de prisión y tortura en el que
sufrieron las víctimas de la represión política.
En 1974, en Chañaral fue detenido desde la
escuela el profesor Guillermo Rojas Zamora y hasta el día de hoy sigue
desaparecido.
En Tierra Amarilla fue asesinado en su casa
José Espejo Espejo (1976) y Pedro Acevedo Gallardo (1975) fue arrancado de su
hogar y desaparecido desde el Regimiento Copiapó.
En la Comuna de Copiapó, queremos avanzar
en la instalación de una placa conmemorativa en la Universidad de Atacama,
donde estudiaban Guillermo Vargas, Atilio Ugarte Guerra, Pedro Acevedo Gallardo,
Carlos Quiroga, Dagoberto Cortés, Hugo
Alfaro, José Manuel Guggiana, Luis Segovia y Raúl Larravide López, este
último al momento de su detención, era el Presidente de la Federación de
Estudiantes de la UTE, sede Copiapó. Edwin Mancilla Hesse, era estudiante de
pedagogía en la Escuela Normalista que era parte del recinto universitario.
Como profesores estaban Pedro Pérez Flores, Winston Cabello y Néstor Leonello
Vicenti; y Alfonso Gamboa, profesor Escuela Normalista.
La recuperación de la memoria histórica es parte del Patrimonio
Inmaterial de nuestro país y por ende es fundamental en nuestra cultura, ya que
contribuye a fortalecer los valores de integración, respeto, tolerancia,
participación, entre otros.
Las memorias- en plural porque pueden ser
muchas y diferentes – son una construcción social, cultural, política, no se
encuentran constituidas de una vez y para siempre, sino que se modelan de
acuerdo a los intereses y significados que la sociedad y sus organizaciones le
van otorgando cada tiempo.
Por ello, conocer acerca de los Derechos
Humanos y reconocer el valor de la memoria colectiva en el desarrollo de
nuestras vidas, no es suficiente, también debemos desarrollar habilidades y
actitudes para actuar juntos en la defensa, promoción, protección y educación
de ellos, logrando cambios personales y sociales necesarios para la creación de
una cultura nacional de respeto a los Derechos Humanos.
A 45 años del inicio de la dictadura
cívico-militar y 28 años de
democracia, sabemos que desde el mismo 11
de septiembre de 1973 empezó la política de extermino, muerte, desaparición,
exilio, prisión, relegación y exoneración de todo trabajador, mujer,
profesional, estudiante, que hubiera sido parte del Gobierno de Salvador Allende. Se tenía que
borrar todo vestigio de dignidad, compromiso, solidaridad, convicción y trabajo
colectivo. Es así como llegó la tragedia
a nuestras vidas.
Fue en estas circunstancias que un grupo de
valientes mujeres, desafiando todo el terror que se vivía en esos años, se
atrevieron a unirse para conformar la Agrupación y, de modo organizado,
entregar solidaridad y buscar la forma de denunciar los crímenes que se estaban
cometiendo. Los integrantes de la Agrupación desarrollaron distintas forma de
resistencia como los encadenamientos públicos, huelgas de hambre, tomas de
organismos internacionales y la permanente protesta en la calle.
Agradezco a cada una de las mujeres, a las
Agrupaciones que nos antecedieron y que dieron la lucha en momentos muy
difíciles, a cada uno que peleó para encontrar la verdad, la justicia, la
reparación. A nuestros compañeros y compañeras de la agrupación que me han
apoyado y me han dado la posibilidad de dirigirla, a todos por su trabajo
colaborativo.
Los sobrevivientes, los familiares, las
víctimas, sus amigos declaran como postura ética “no olvidar” para que nunca más vuelva a ocurrir tanta muerte,
tanto dolor y miedo, tantas pérdidas en nuestra sociedad.
En su memoria por las nuevas generaciones,
a 45 años de tan horrendos crímenes, de la dictadura cívico militar y 28 años de democracia, podemos decir con
fuerza a sus familias, amigos, organizaciones de derechos humanos y a toda
persona consciente del respeto a los derechos humanos, que a una persona, una
familia y un pueblo de raíces profundas ni el viento lo derribará.
Hoy, como ayer, con la esperanza de un
Chile mejor, reiteramos nuestro compromiso por la verdad, la justicia, la
memoria y la reparación integral hasta hoy pendiente para los familiares y las
víctimas.
Ingrid Aguad.
Presidenta Agrupación de Familiares y
Amigos de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos de Atacama
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