26 jun 2019

Prólogo



Prologar este libro es una emoción inmensa, profunda y significativa para mí, como hija de ejecutado político, representando a la Agrupación de Familiares, que me han dado la confianza para dejar estas palabras escritas. Es un libro que muestra a las personas vistas tal como lo conocieron sus familiares, sus hijos, hijas e incluso nietos, sus amigos, compañeros, compañeras, quienes compartieron y convivieron con ellos y después los extrañaron. Un esfuerzo que abarca a ejecutados políticos y detenidos desaparecidos de los sitios que figuran en el proyecto del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio denominado “Identificar nuevos lugares de Memoria, en las comunas de Chañaral, Tierra Amarilla, en la Universidad de Atacama y el Terreno de la Agrupación, en la comuna de Copiapó”.
Este libro es un documento de memoria, hemos decidido escribirlo para rescatar del olvido y reinsertar en la memoria colectiva a nuestros queridos compañeros, en él nos hacemos cargo de la historia ausente de cada uno de los ejecutados o detenidos desaparecidos, en los lugares que instalaremos placas memoriales.
En el largo camino de la justicia, la Agrupación de Familiares y Amigos de Ejecutados y Detenidos Desaparecidos de la Región de Atacama se conformó el año 2014 y el 2017 comenzamos a postular proyectos en el entonces Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes en nuestra zona; ante la necesidad de construir memoria y rescatar los relatos vivos de las familias; y ante quienes ya no pueden alzar su voz, estamos nosotros para contar su historia. Hemos querido hacer un homenaje digno a cada uno de los que se encuentran en este proyecto humano.
El año 2017 comenzamos como Agrupación  a  instalar  lugares de memoria; dejamos emplazadas placas conmemorativas de ejecutados y detenidos desaparecidos en Diego de Almagro y Vallenar, y este año 2018 quisimos continuar con las otras comunas donde también hubo víctimas de la dictadura. El proyecto financiado por el Fondo de las Culturas, las Artes y el Patrimonio 2018 tiene por objeto identificar nuevos sitios de memoria en la Región de Atacama.
Esta iniciativa busca que la ciudadanía recuerde los hechos ocurridos, con el fin último de promover el respeto a los derechos humanos, a través de la instalación de placas conmemorativas, acompañadas de jornadas de mediación con establecimientos educacionales de los sitios identificados: conversatorios en las comunas de Chañaral, Tierra Amarilla y Copiapó y así mismo se realizará una investigación al regimiento de Copiapó como sitio emblemático de memoria por tratarse de un  recinto de prisión y tortura en el que sufrieron las víctimas de la represión política.
En 1974, en Chañaral fue detenido desde la escuela el profesor Guillermo Rojas Zamora y hasta el día de hoy sigue desaparecido.
En Tierra Amarilla fue asesinado en su casa José Espejo Espejo (1976) y Pedro Acevedo Gallardo (1975) fue arrancado de su hogar y desaparecido desde el Regimiento Copiapó.
En la Comuna de Copiapó, queremos avanzar en la instalación de una placa conmemorativa en la Universidad de Atacama, donde estudiaban Guillermo Vargas, Atilio Ugarte Guerra, Pedro Acevedo Gallardo, Carlos Quiroga, Dagoberto Cortés, Hugo  Alfaro, José Manuel Guggiana, Luis Segovia y Raúl Larravide López, este último al momento de su detención, era el Presidente de la Federación de Estudiantes de la UTE, sede Copiapó. Edwin Mancilla Hesse, era estudiante de pedagogía en la Escuela Normalista que era parte del recinto universitario. Como profesores estaban Pedro Pérez Flores, Winston Cabello y Néstor Leonello Vicenti; y Alfonso Gamboa, profesor Escuela Normalista.
La recuperación de la  memoria histórica es parte del Patrimonio Inmaterial de nuestro país y por ende es fundamental en nuestra cultura, ya que contribuye a fortalecer los valores de integración, respeto, tolerancia, participación, entre otros.
Las memorias- en plural porque pueden ser muchas y diferentes – son una construcción social, cultural, política, no se encuentran constituidas de una vez y para siempre, sino que se modelan de acuerdo a los intereses y significados que la sociedad y sus organizaciones le van otorgando cada tiempo.
Por ello, conocer acerca de los Derechos Humanos y reconocer el valor de la memoria colectiva en el desarrollo de nuestras vidas, no es suficiente, también debemos desarrollar habilidades y actitudes para actuar juntos en la defensa, promoción, protección y educación de ellos, logrando cambios personales y sociales necesarios para la creación de una cultura nacional de respeto a los Derechos Humanos.
A 45 años del inicio de la dictadura cívico-militar y 28 años  de democracia,  sabemos que desde el mismo 11 de septiembre de 1973 empezó la política de extermino, muerte, desaparición, exilio, prisión, relegación y exoneración de todo trabajador, mujer, profesional, estudiante, que hubiera sido parte del  Gobierno de Salvador Allende. Se tenía que borrar todo vestigio de dignidad, compromiso, solidaridad, convicción y trabajo colectivo. Es así como llegó la tragedia  a nuestras vidas.
Fue en estas circunstancias que un grupo de valientes mujeres, desafiando todo el terror que se vivía en esos años, se atrevieron a unirse para conformar la Agrupación y, de modo organizado, entregar solidaridad y buscar la forma de denunciar los crímenes que se estaban cometiendo. Los integrantes de la Agrupación desarrollaron distintas forma de resistencia como los encadenamientos públicos, huelgas de hambre, tomas de organismos internacionales y la permanente protesta en la calle.
Agradezco a cada una de las mujeres, a las Agrupaciones que nos antecedieron y que dieron la lucha en momentos muy difíciles, a cada uno que peleó para encontrar la verdad, la justicia, la reparación. A nuestros compañeros y compañeras de la agrupación que me han apoyado y me han dado la posibilidad de dirigirla, a todos por su trabajo colaborativo.
Los sobrevivientes, los familiares, las víctimas, sus amigos declaran como postura ética “no olvidar” para  que nunca más vuelva a ocurrir tanta muerte, tanto dolor y miedo, tantas pérdidas en nuestra sociedad.
En su memoria por las nuevas generaciones, a 45 años de tan horrendos crímenes, de la dictadura cívico militar  y 28 años de democracia, podemos decir con fuerza a sus familias, amigos, organizaciones de derechos humanos y a toda persona consciente del respeto a los derechos humanos, que a una persona, una familia y un pueblo de raíces profundas ni el viento lo derribará.
Hoy, como ayer, con la esperanza de un Chile mejor, reiteramos nuestro compromiso por la verdad, la justicia, la memoria y la reparación integral hasta hoy pendiente para los familiares y las víctimas.

Ingrid Aguad.
Presidenta Agrupación de Familiares y Amigos de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos de Atacama

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