Estas páginas fueron el resultado de la petición de la
Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de
la Región de Atacama, cuya directiva me solicitó escribir sobre las víctimas de
crímenes contra la humanidad en Chañaral y Tierra Amarilla; y quienes fueron estudiantes y profesores de
las entidades predecesoras de la UDA, como también de dicha casa de estudios en
Copiapó; con el fin de recordarlos en vida.
Doy gracias a las mujeres y hombres que han cargado
tanto dolor sobre sí mismos y sus familias que me abrieron sus puertas o sus
teléfonos y permitieron dialogar, entrevistarles y registrar sus historias. En
este sentido este libro es también una mirada a las familias que debieron
enfrentar la gran pérdida de un ser querido, muchas veces despidos y negación
de trabajos, el estigma social y la falta de amparo. Cuando entrevisté a Susan
Cabello, quien generosamente me envió su tesis sobre nietos y nietas de
detenidos desaparecidos -lamentablemente ninguna de las personas pertencía a la
zona- me di cuenta que las nuevas generaciones son parte viva de esta historia
y tienen todo el derecho a contarla.
Ocurrió con la mayoría de los y las entrevistadas que
debimos parar en más de un momento la entrevista porque se les quebraba la voz
por el dolor. Las lágrimas estuvieron presentes en casi todos los relatos.
Antes de hacer este libro pensaba que una periodista jamás debía manifestar sus
emociones frente a un entrevistado, que nos correspondía mantenernos siempre
firmes. Esta vez no lo logré y comprendí que si algunas lágrimas bajaban de mis
ojos, al mismo tiempo que el de ellos, era también una forma de decirles que
entendía su dolor y que mi pluma de alguna manera estaría a su servicio, como
un grano de arena en esta lucha por mantener viva la memoria.
Los protagonistas de estas páginas fueron y son
hombres y mujeres maravillosos, con valores humanos que los llevaron a límites
que otros nunca se han atrevido a vislumbrar y esperamos que este libro ayude a
conocerlos, valorarlos y comprender el mundo que osaron construir.
Mi admiración también a quienes en nuestra zona, desde
la tarea de registrar, escribir, publicar, han dedicado años de su vida a esta
causa, en períodos difíciles a riesgo de perder la vida, el trabajo y otras
cosas, a quienes han escrito blogs, revistas, noticias, notas; me refiero a
Angélica Palleras, Osman Cortés, Jorge Oporto y Zita Cabello.
Jessica
Acuña Neira
Periodista
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